Tuve que separar este cuerpo de mi alma
Porque en el vivía una necesidad
Y quería hundirse en el lodo de la desesperación ante tu
ausencia
Tuve que separarme del cuerpo
Mi espíritu es un ave errante que de vez en cuando posa su
quietud
Sólo para descansar de sí misma
© Patricia Corrales
Tu espíritu y mi espíritu son aves errantes; felices los tiempos de posada. Gracias, poeta!
ResponderEliminarLa inteligencia del ser.
ResponderEliminarBrillante.
Un abrazo
Tal vez luego del reposo, esa ave errante encuentre su verdadero nido.
ResponderEliminar¡Hermoso el diálogo entre la poesía y la imagen, tan bella! Tus versos me hacen llegar esa memoria desesperada del cuerpo, que tiene rotas las hebras que lo integraban a un espíritu que anhela ser sólo “ave errante”. Sin embargo, en el verso final el cansancio aparece bajo la forma de esa ave que sabe que necesita “descansar de sí misma”. Tal vez en ese punto el “cuerpo” pueda saber que es también un “ave errante” y el “ave errante” pueda saber que es un cuerpo en dolor. Tal vez puedan amarse, imperfectamente.
ResponderEliminar¡Un cariño!
Amalia Zacoutegui
Tuve que separarme de este cuerpo...
ResponderEliminar!Cuánto me habla eso!
Besosssssss
WOW una hermosa comunión de imagen y setir nos regalas.
ResponderEliminarMuy sentido.
Muy buen poema.
cariños
Cynthia Rascovsky
Me encantó el vuelo abierto entre el alma y el cuerpo. Genial amiga! Abrazo en luz. Mary Acosta
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