Hay que inventar la vida
Sí
Hay que inventar la vida
Cuando todo es oscuro
Y nada tiene sentido
Buscar el sol en las pupilas
Y el Arco Iris
en la tarde
Hay que inventar la vida
con un aro mágico
de manos entrelazadas
y
danzar
Buscando ese espacio interior
donde realmente somos
y habitualmente no estamos
Cuidar aquel jardín olvidado
que alguna vez fuimos
para que vuelvan los pájaros
con el regalo de su canto
y la tersura juvenil
de los jazmines
© Ignacio Giancaspro
¡ qu´tema y qué final, ignacio!! me alegra mucho, mucho, que venga de vos. bellísimo. susana zazzetti
ResponderEliminarIgnacio querido
ResponderEliminarun poema que cala con hondura en el lector y lo conduce por un sendero -tantas veces olvidado en estos tiempos- en él nos reencontramos, es cuando todo es posible, hasta la ronda y los coros de la infancia, de la magia, y de esa juventud que nunca muere para el poeta genuino. Te felicito.
cariños
Elisa Dejistani
Ignacio no tengo palabras para describir la luz que tiene este maravilloso poema !!! Te felicito
ResponderEliminarQué lindas propuestas, que bello poema y qué placer da esta lectura.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Celebro tu poema Ignacio. La invento contigo!! Es tan necesario!!
ResponderEliminarAbrazo
ResponderEliminarMe parece sobre todo un poema optimista, que viene tan bien en esta época...."cuidar aquel jardin olvidado que alguna vez fuimos...."
Lindo....lindo!
Lily Chavez
Poema lleno de vida y entusiasmo, a pesar de la conciencia de las adversidades. Me gustó mucho eso del aro de manos, que traduce toda una filosofía de la vida. Muy bueno. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarEs algo tan hermoso, que lleva la mente a danzar, y la piel, a disfrutar del roce que una vez sentimos.
ResponderEliminarBello poema.
Gran belleza en este poema conmovedor! Retornar nuevos, con cada edad, en cada momento, a ese jardín que somos. Habitarlo: ser y estar, a pesar de todas nuestras fracturas. Y que vuelvan los pájaros del alma!
ResponderEliminarLo disfruté mucho
Un abrazo!
Amalia Zacoutegui
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarMaravilla de poema, querido Ignacio! Un abrazo