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22/4/15

Poema de Flavio Crescenzi




Oda a Enrique Molina

y justo al decir amor hermano mío
el mediodía se nos cagó de risa en pleno rostro
abrió sus venas como exclusas o calandrias
porque sabía que un barco se llevó nuestros nombres en su huida
y porque no hay incesto mayor que el del viento y el oleaje

la memoria danza todavía sobre sus pájaros largos
como en una serie tropical de goce indefinida
y es tan vegetal el cuello amado su piel su cabellera
tan beduina su ansia cuando se nos escapa el mundo
que es imposible no fundirse esperanzado a los caprichos del verbo

yo comparto tu sed tu mar tu laberinto
me inmolo en los papeles tardíos de mi hartazgo
surco las normas con un espanto dulcísimo
hasta que podamos pintarle en los párpados al planeta sus temblores
ni bien un volcán se haga riesgo o beso en mis heridas

tu nombre guarda en sus tres sílabas una amistad y un guante
es menos una mano que un racimo de dedos señalando
señala puertos cuando son tímidos adioses o pañuelos
la materia vuelta espejo o agua o sueño esquivo
el breve salto a lo profundo del que hablaban las sirenas


© Flavio Crescenzi

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