Poema de Marta Zabaleta
Debajo la Cordillera
a Gladys Ilarregui, por ayudarme a vivir
Y no había en su espacio una palabra. La tiza roja
embadurnaba el piso desde el alba.
La risa temblorosa de la sombra dormía.
El hastío acechaba esa noche a porfía. Linda
la mar arisca. Negro su reposar sombrío.
Y había una casa, y la mató ese viento.
Y había estudiantes, y los mató el sediento.
Sembrados yacen bajo un cartel con nombres.
Asfixiados de sangre y de esperanzas.
Y había sonrisas florecidas en los gritos de miedo y en las
celdas,
aunque el sol las cubría, todo era negro.
Como la enfermiza voz del carcelero.
Había montañas, fundos, tomas, aulas, deseo
fábricas, banderas, canciones, marchas, risas
poemas trazados en mis entrañas.
Y huho muertos sin cara. Cientos de cuervos pavoneándose
como los pavos reales, con sus colas abiertas
chorreándoles sangre ajena.
Chile apegado como el musguito a la piedra
romperé su silencio con palabra nueva. Y habrá un día.
En los porfiados siglos, habrá un día.
© Marta Zabaleta
3 comentarios:
Sin dudas el poema transita una epopeya que se quiere salvar con la palabra, muy bueno
maria elena tolosa
Por suerte habrá mas días!!
Cariños
Estupendo poema que nos permite emerger cuando ya nos faltaba el oxígeno.
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