Recursos humanos
Ella viene de la demolición más absoluta,
de remover escombros entre vías rotas
y quebradas vigas.
Él con todo lustrado, brillante, a estrenar
nunca supo de serpientes,
no conoce sogas ni mordazas
pero ella tiembla.
Tan experta en maleza y pastos altos
llega acá terreno virgen
donde no importa qué hierba crece
porque todo brota menos el yuyal.
Ella desconfía,
busca la crueldad hasta en las medias.
Él tiene una mochila con apenas un par de mudas,
algunos meses pares, palabras técnicas,
nada de poesía
y sin embargo ella tiembla.
Esta experta en revoque
no encuentra heridas por sanar,
nada de gasas ni suturas.
Las únicas cicatrices son
estampas de juegos de vereda.
Él no necesita limpieza profunda ni rasqueteo:
no hay capas por descubrir, está todo desnudo
para sus párpados transparentes
y ella vuelve a temblar.
Él mantiene el trigo siempre limpio
y toda su agua es fresca,
nada de convenciones ni pactos previos.
No hay plagas ni reciclaje.
Sólo risas y cómplices mañanas en silencio.
Él ablanda hasta lo más frío con mimo,
con su modo tan turquesamente nuevo
radiografiando herencias,
tatuando en las muñecas el infinito.
Ella tiembla.
No es para menos.
© María Laura Coppié
Buenísimo, Malala. Una historia que la mayoría conoce por experiencia, pero que se lee con delicia. Hermosas imágenes. Me gusta el uso del neologismo "turquesamente", que me remite a amados ojos del pasado. Un beso grande. Adriana Maggio
ResponderEliminarHermoso poema que me recuerda a un poeta de mi pai, Luis Cernuda. Felicidades.
ResponderEliminarjorge pablo moreno.
Y, Sí, no es para menos. Laura!
ResponderEliminarBesosssss
Hermoso María Laura! "Ella tiembla. No es para menos"!
ResponderEliminargracias
norma starke
como un mar apenas revuelto, decidido a amasar la arena. bellísimo. susana zazzetti.
ResponderEliminarMuy bello, el encuentro de dos almas a descubrirse, con afecto María Luisa Márquez
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ResponderEliminarBello y durísimo poema, Malala.
Un abrazo,
Alicia Márquez