Magia en la calle
No fui yo
que brillaba débilmente
apoyada en mis aros
No fui yo quien instaló la magia
Fueron las madrugadas
cuando la claridad escandaliza a los demorados
y sobrevive la luz fluorescente
de las heladerías
Cuando aún no se lavan las veredas
y las escobas
no han tomado posesión de las puertas
No fui yo quien instaló la magia
Fueron las madrugadas
Cuando el tránsito no ruge.
© Clelia Bercovich
Buen poema, Clelia Bercovich.
ResponderEliminarcoloquial y buenas imágenes.
Clelia, hermoso poema que manifiesta la mágica ambiguedad del crepúsculo.Como quien conoce de madrugadas y puede disfrutarlas. Un beso. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarTerritorio poético: nos permite luz alta, alumbrar en armonía con cuanto muere y nace. Gracias por tu palabra siempre, Clelia!
ResponderEliminarClelia, gracias por tomar mi mano y llevarme a esos territorios iluminados...
ResponderEliminarhermoso poema Clelia! "no fui yo..."
ResponderEliminargracias
norma starke
La noche cuántas fantasías nos propone
ResponderEliminarlas madrugadas, llenas de bohemia.
Muy bueno
Graciela Barbero