Orfandad
Mi lenguaje
es el
inhóspito llamado
de una
especie desconocida
que me
acunó entre silencios
y
ausencias.
Por eso mi
palabra no tiene voz.
Es un largo
aullido
que
conmueve la sustancia
de un
tiempo sin nombres.
Un río que
duele y quema,
Una
paradoja.
Y yo soy
ésa,
la que la
urdimbre tejió
entre
telarañas,
entre hojas
tronchadas
como un
suspiro contenido,
una flor
apenas entrevista
y domé
caminos
y sembré
grietas y alborozos
y crecí
celeste y dormida imagen
entre
caricias de amores insomnes
y me hice
luz, tierra, acantilado
y regresé a
mi raíz.
Busqué y no
hallé
extendí las
manos
y encontré
lo que no quería.
Y aquí
estoy de pie
con todas
las preguntas
y soy un
río sin límites.
Fuego y
candil, codicia y deseo,
Un
entonces, un ahora, un mañana.
que espera
y desconoce
la respuesta.
© Beatriz
Minichillo
LA PALABRA...COMO VOZ DE ESPERANZA....
ResponderEliminarUN ABRAZO
MARIA DEL MAR
Y aqui estoy de pie, con todas las preguntas... No hay palabras para halagar este poema. Gracias.
ResponderEliminarjorge pablo moreno.
Desde la ausencia de la palabra ha podido hablar el yo poético de amores insomnes, de deseo y codicia. Sin palabras, el mayor desamparo. Es extraordinario, amiga
ResponderEliminarUn gran beso Isabel Llorca Bosco
La palabra!! la que nos salva.
ResponderEliminarUn abrazo