Silencio de las sillas y las mesas
Hay tanto silencio de
puerta que se abre para adentro
de silla
de mesa vulnerada por un desorden
que grita
hay frazadas retorcidas como sogas
una cama orientada hacia el norte
y una ferocidad que circula
por las
capas subterráneas
Pero las sillas y las mesas
son frágiles
y la indiferencia de
las puertas
las vuelve
irreconocibles
Ni siquiera el dolor permanece
No queda nadie
Ni las maderas
Ni los
bordes.
© Clelia Bercovich
Imagen enviada por la autora del poema
No queda na die...ni siquiera el dolor permanece, desgarrador poema que nos consagra en su soledad.Felicidades.
ResponderEliminarjorge pablo moreno
Hasta de la desolación emerge un bello poema.
ResponderEliminarAbrazos
betty
Gracias Jorge Pablo y Betty!!!!
ResponderEliminarEs el primero de tus poemas que leí Clelia, y podría seguir leyéndolo por toda la eternidad! Impecable. Gracias por tu palabra siempre!
ResponderEliminarOh...
ResponderEliminargracias Carlos!!!
ResponderEliminarBello y doloroso.
De una melancolía conmovedora. Tanta soledad.
Un abrazo,
Alicia Márquez
En la desolación, el escribir no se muda nunca.
ResponderEliminarbesos
el olvido....lo más doloroso del duelo
ResponderEliminarwow, que buen poema.
ResponderEliminarRealemente me gustó mucho.
cariños.
Cynthia Rascovsky
Ni siquiera el dolor permanece, el olvido que causa desolación.
ResponderEliminarMuy bueno
Abrazo
Elisabet