Entre milongas vestidas de mariposa
y zapatos rojos de
biyoné,
miro el vuelo del vendedor de sueños y piedras mágicas.
Hay un acorde
triste cercado de flores,
un fuelle y el aro con una piedra marroquí.
y yo – pobre –
cubierta de manchas de barro,
busco un gorrión en la tormenta ;
un pájaro de pico
caliente como el mío.
Quiero escuchar la voz
de estarse vivo,
la mentira en la
habitación, la cueva del hueso; sentir
cómo arde el plumaje
mientras agito telones del sueño
y
despierto aullando
como si me hubiera picoteado
los ojos al revés,
bajo la Avenida Rivadavia.
© Sylvia Cirillo
la mentira en la habitación , la cueva del hueso ,sentir... bello!
ResponderEliminarMuy bueno Sylvia ! Felicitaciones y la imagen bárbara.
ResponderEliminarLily Chavez
ResponderEliminar¡Bellísimo y tanguero poema!
Respira.
Un abrazo,
Alicia Márquez
ahh qué buen poema, Sylvia! Veo la imagen callejera, tango y bijou marroquí, y la búsqueda del otro que culminará en la habitación (de la mentira),en la cueva del hueso, y esa es la imagen dura de roer, para el sujeto lírico y para el lector que cayó en la tela.
ResponderEliminarAbrazos, Marta Ortiz
Los mitos tangueros en toda su expresión, el misterio, el desengaño y ese gorrión en la tormenta buscando la tibieza de otro pico. Hermoso.
ResponderEliminarme encanta!
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ResponderEliminarMuy bueno, muy tanguero!!! Son dos partes de una misma situación. La luz y la sombra. El brillo y la pobre protagonista que lo ve todo como detrás de un vidrio. Muy bueno. Algo así como el sueño del pibe.