En los
linderos del verano
alguien
está en el bosque.
Alguien que
guarda gorriones en el vientre
y un
murmullo de hojas labrando la utopía.
Es el
cazador, que lleva tatuada
en sus ojos
la biografía del agua.
Es el niño
que juega, entre la barba
y la mirada
del hombre, a desafiar la muerte.
Acecha el
cazador y sueña:
Un banquete de pájaros.
Una gacela.
Una mesa colmada a la medida
del hambre.
Las extensiones
del viento lo confunden.
Los olores
del viento lo desvelan.
Tenso el
niño - cazador en medio de la espera.
Ignora que
el perfume que trae el viento ahora
es su perfume.
El cazador
acecha. Frágil
él es la presa.
© Leonor
Mauvecin
Profundo poema Leonor " el es la presa "...me gusto mucho. Cariños, Dolores Pombo
ResponderEliminarhermoso, me atrtapó cada secuencia y un final perfecto. susdana zazzetti.
ResponderEliminarVenía leyendo y me dije, demasiado halago para un cazador pero claro, finalmente....
ResponderEliminarlindo poema Leonor, un abrazo
Lily Chavez
Soberbio poema, profundo en su concistencia. Una obra de arte.
ResponderEliminarjorge pablo moreno.
Qué fuerza tiene en su recorrido y un final imprevisto, original.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Suspenso y belleza en un poema que pintwa un mundo de cazadores de cazadores.Un beso, Leonor.
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco
me gustó mucho, y lo que más aprecio su final, en lo personal siempre apuesto a las supuestas presas.
ResponderEliminarun beso enorme! francisco
es que se trata de Leonor, somos los cazadores y presas detrás de sus imágenes.
ResponderEliminarTiene ese talento para lograrlo!