Es preferible
la playa invicta de tus senos.
Tus lunas de Marzo
salpicadas de bisutería y de jazmines.
Una adolescencia de arándanos
enterrada en el mar
o tu pelo, aun mojado,
de la ducha matinal
que desvela tus afanes,
o la prisa inconcebible
que revisas en tu agenda.
Y es por eso
que hay calles que se estiran
hacia sus solemnidades.
Que una cárdena vehemencia
trepa hacia tus hombros
y reclama una patria anochecida,
o el
abrazo cardinal
de los mares del Norte.
Y sabes
que han vuelto a subir los precios
del tabaco, de la contribución,
y
de todo lo sencillamente innecesario.
Que otra vez,
la bolsa se desploma,
y que en la porcelana dormida
de la desmesura
un futuro inútil
muerde su agravio y su delirio.
(Yo camino por tus labios
con ciudades invisibles
clavadas en mi espalda).
Y existen cisternas en la noche
que depuran las renuncias.
Y delitos archivados
en decrépitos inventarios.
Una hoja de reclamaciones
en las provincias del desgarro
y una última copa
en los bares a punto de cerrar.
Prefiero,
la ciencia pensativa de tus gestos,
la insobornable ruindad de tus mañanas.
Sucederme,
en las curvas luminosas de tu trasiego,
en tu alboroto de maitines y desórdenes.
… Mejor así,
que la desafiante turbación
de no haber existido lo suficiente.
© Jorge Moreno De Los Santos
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