O S T E
N D E
Otra vez en los pinares, con el
alma apaciguada por medio siglo de malsabores y fugaces delicatessen.
Rumbo a la playa, inspeccionando
las cortaderas en busca de petirrojos por su look Sagrado Corazón: gota de sangre en corona de
espinas. El camino sube y baja hasta llegar al médano, desde cuyo lomo se ve
el dulce
el amargo
el tan
mentado
el incansable
el que nunca cansa
el
versero
el pendeviejo
el de pocas pulgas
el
de las tres letras
cantoras.
cantoras.
Sin colombas a lo Valéry, sin
afeites turísticos, sin multitudes de adoradores. Sólo él con sus ganas de
lamer, chupar, tragar y revolcar y – contra viento y marea – esta voluntad
desafiante y gozadora que no se deja poseer por su abrazo, que no se deja
penetrar hasta el último orgasmo.
© Paulina Juszko
Foto: Gustavo Tisocco
Excelente percepción del mar, con su pasión y sus desafíos. Me gustó mucho la descripción, eso de "versero" y "de pocas pulgas", me parece excelente y divertido. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarMuy buen poema, me gustó mucho la mezcla de lirismo y vida cotidiana, modernidad. Felicitaciones. Un abrazo. Gastón Sequeira
ResponderEliminarPoética ironía, tan tuya.
ResponderEliminarETERNAMENE EL MAR, JADEANTE DE SAL,Y MOVIMIENTOS UN SALUDO DE MARIA LUISA MARQUEZ (Campana)
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