Aguas de roer
En el últim lugar, allí
donde el que ríe
ríe mejor
creció un río de antojos, caprichos,
vanidades, globos.
-Come chocolate
pequeña sucia-
nos decían a cada una que
con barro mojado hacíamos caramelos,
tabletas, vasijas.
Mordíamos la tierra todavía
húmeda y con las panzas llenas
volvíamos a reír.
No aprendíamos (no prendíamos)
ni queríamos saber más
de lo sabido.
Tampoco nos sentamos
a esperar la lluvia
ni tus platos blancos
sobre el asentamiento.
© Susana Szwarc
uh!desgarra la infancia despojada.
ResponderEliminarun abrazo
Graciela Barbero
Estimada poeta: es reconfortante leer un buen poema. Es decir, encontrar la intensidad de la verdadera poesía. Sentir que una experiencia de vida se transforma en un río de metáforas que seducen y emocionan. Felicitaciones. Horacio Laitano
ResponderEliminarHermosísimo poema Susana, empezando por el título que me encantó. Felicitaciones
ResponderEliminarLily Chavez
Bellísimo poema! Un abrazo, Dolores Pombo
ResponderEliminarHermoso y duro poema!
ResponderEliminarme gustó, me gustó a pesar del desgarro y el sabor a hel que me deja. gracias por compartirte y compartirlo, francisco
ResponderEliminarRiqueza en el título, en cada verso. El juego con el barro, tan importante para los chicos, se convierte en sustancia que sacia el hambre. Excelente, Susana, este cumpleaños como un juego, "como si", pero sin chocolates ni globos.Es bello, no obstante darnos la amargura prevista. Un abrazo. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarHola, les agradezco muchísimo el comentario.
ResponderEliminarun abrazo grande
Verdaderamente la expresión "agua de roer" es un hallazgo. Interesante el juego con el refrán "el que ríe último..." y la cita de Pessoa en un contexto tan distante al de Tabaquería.
ResponderEliminarOrfebrería de la buena.