Dragón
El dragón vive en la espalda
adherido a la columna
sus alas abrazan las costillas
su cola se enrosca entre las piernas
Escamas rojas, sí
El problema es su aliento
soplado hacia adentro
La llama carcome los órganos vitales
los vuelve ceniza
los redime
justifica el pulso y el espasmo
A veces duerme
extremidades abiertas
y el vientre expuesto al agua.
Entonces, hay lugar para el vino y para las menudas
contiendas.
Transcurren los relojes
el tiempo se derrite
se mece
como un niño en el regazo
Algo lo despierta
voces de antaño o palabras saladas
la historia late serpiente, late medusa
y rabian escamas erectas
El flagelo de su boca se endereza,
combustiona
en piedra azucarada
en hierbabuena
es una ese la médula
es un cordón agitado, un látigo hostil que se enrosca
Piedad
para su fuego blanco
piedad
en las arenas.
© Mariel Monente
Hola Mariel: este dragón tuyo que vive en épocas de serpiente ha logrado conmoverme, de manera que termino estando de acuerdo con esos magníficos versos "Piedad para su fuego blanco". Sí, el dragón, ese ser mitológico cuyos ideales magníficos no hallan asidero en lo prosaico, ese Quijote con escamas. Un hermoso poema Irene Marks
ResponderEliminarBuenísimo Mariel, un beso, Dolores Pombo
ResponderEliminarBellísimo poema con vivas imágenes donde "late" el dragón.
ResponderEliminar
ResponderEliminarDragón terrible para el que una poeta ¡por supuesto! pide piedad.
Me encantó.
Un abrazo,
Alicia Márquez
gracias por sus comentarios, más piadosos que su fuego...;)
ResponderEliminarcomparto las palabras de Irene Marks, el dragón, ese quijote con escamas... con todo su ser ígneo equilibrando incendios, como puede, animal mitológico pero tan actual adherido a la espina dorsal de la memoria. Hermoso poema. Un abrazo, Mariel,
ResponderEliminarde Marta Ortiz