El desorden de las relaciones de propiedad
a Guada y José Kózer
Y yo, volví al hospital.
En el largo pasillo repleto esperaba
-esperaba de pie y te leía-.
En un solo
movimiento: girar la cabeza la
página
un dedo de la mano izquierda,
los anteojos de leer cayeron
-sobre el mosaico-.
Cada pedacito de vidrio mostraba una garza
sin sombra, que
empezó a recorrer el pasillo con sus zancos.
De lejos la vi apoyar su lomo
en el vendaje de una pierna. Despacio
me acerqué.
Es mi garza decía -
un poco
a los tumbos- pero
cada uno deseaba a la sanadora.
Es mía, insistí, riéndome
por las cosquillas que me hacía -garza- en su
desorden.
Salieron los médicos al pasillo -salieron por el revuelo-
y llamaron: Garzas.
Nos hicimos
-sombra-.
© Susana Szwarc
Hay momentos confusos en que la imaginación juega un papel decisivo , sin duda las garzas transitaban el pasillo
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Me encantó, me encantó!
ResponderEliminarBesosssss
Quien lee escapa al tedio y desorden hospitalario por el tobogán mágico de los cristales rotos que sostienen en sus trocitos la imagen leída, la garza multiplicada. Bellísimo, abrazo Susana. Marta Ortiz
ResponderEliminarmuy bueno, gracias por este poema, Roxana
ResponderEliminarmuy bueno!, gracias por este poema Roxana
ResponderEliminarme encantó, pero me ha demolido hasta los huesos!!!
ResponderEliminargracias por compartirlo, francisco
Maravilloso juego entre la concia plena y lo inconsciente. Un buen poema.
ResponderEliminarMuy bueno, disfruté el poema, gracias.
ResponderEliminarLily Chavez
Agradezco muchísimo que hayan leído el poema y hayan dicho.
ResponderEliminarBesos!
esa atmósfera surreal tiene un encanto notorio, muy bien
ResponderEliminarSusy
con admiración
Walter
muy bueno
ResponderEliminarsaludos
Anahí Duzevich Bezoz
Coincido con quien habló de la atmósfera
ResponderEliminardel texto.Me quedo pensando en unos anteojos de leer que necesitan romperse para ser aves...