SIN TECHO
En la azotea
el cielo iba cerrándose.
Desde su edén de lata, los geranios
subían del rosado al rojo intenso
y en los centros apretados se posaban
mariposas oscuras;
geranios pensamiento, les decían,
ya no se acuerda bien.
En el aire
la guirnalda de las voces familiares.
Y saber que con ninguno
iba a poder hablar:
ni con la muchacha,
ni con la vecina,
ni con el capellán siquiera.
En inglés o en francés, a lo mejor,
habría palabras.
Y todas las historias de amor que le habían contado
en la penumbra del secreto
ascendían con el olor tan suave y triste
del jazmín del país.
Y el del pescado frito de la cena,
que alguien estaba preparando.
En el calor
cruzaban ráfagas de tabaco y de vino,
como si fueran privilegios de los grandes,
de los hombres, los fuertes.
Se abrían las estrellas, las ventanas y los televisores;
las llaves y los ruidos del regreso.
Y el pasado, desde el recuerdo de los otros,
llegando como un carruaje.
Volvían las historias
con mucho de tragedia y de belleza
(como una crucifixión renacentista)
y en su insaciable afán de repetirse,
relatos la miraban
hasta volverla espejo.
La pollera fruncida seguía levantándose.
Las voces y las luces
tendían una red
para un salto mortal:
las cercanas distancias del verano.
En la terraza,
perseguida y sola,
con todo el peso de la noche encima,
medio pie en el vacío.
Entraban las uñas
en el terciopelo de la hoja,
y algo pegajoso era libado.
En la pesadilla,
el miedo de no estar sola en la oscuridad,
y de no ser tan chica
para el día del Juicio.
© Isabel
Llorca Bosco
una mixtura exquisita une imágenes y emociones. bello. susana zazzetti.
ResponderEliminaren la penumbra del secreto. Tus poemas siempre tienen ese no se qué conquistador. Cada imagen nos late ante los ojos y siempre una parte de los versos quedo en el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo Isabel
Lily Chavez
me gustó mucho este texto!
ResponderEliminarsiento la voz de una niña interna que habla no ya desde el recuerdo sino de la revivencia de los estados sensibles del alma, con una mirada trágica y melancólica… belleza sin igual!
gracias por compartirlo, besos, francisco
hermosas todas las imágenes!
ResponderEliminargracias
norma starke
Un regocijo para el alma leerte! Intenso y bello este poema.
ResponderEliminarCariños.
Alicia Corrado Mélin
Un poema inmensamente rico en palabras ,imágenes y un sentir algo del pasado de uno que se repite siempre
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Querida Isa, sabiduría en las palabras de María Elena....y a pesar de dolores y traumas vividos y con ellos, la palabra poética que acompaña a la niña perseguida y sola hasta alumbrar sus noches y transmutarlas, abrazo gigante, María Chapp
ResponderEliminarMientras tengamos la palabra, no estaremos solos, porque a través de ella hablan el presente y el pasado, e iniciamos el diálogo con el porvenir. Hermoso poema, atravesado por la melancolía y la ternura. Me gustó mucho. Un beso grande. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarISABEL, Tiene tanto tu poema, en una riqueza de lenguaje para una historia con imágenes, aromas, misterio, miedo y por si fuera poco
ResponderEliminarcon total musicalidad.¡maestra!
saludos
Anahí Duzevich Bezoz
Profundo poema Isabel, me gustó mucho. Un beso! Dolores Pombo
ResponderEliminarComo siempre tus poemas tienen la capacidad de trasladarme hacia un espacio o tiempo indefinido. Las letras se "huelen", se "miran", hasta se podrían "tocar"...Se siente una profunda melancolía, algo de soledad en el camino, algo de la necesidad de repetición, el aire de la noche y algo del miedo.
ResponderEliminarBello Isabel tu poema. Bellas son las sensaciones que despierta y que permanecen, en mí.
Besos
Hilda Díaz