Caminata
Fue cuando hablaste de diseminación,
paseábamos por Santa
María; vos llevabas el cochecito
de Tomás, el chupete en la cartera. Era la hora del té
y pensábamos hacer
unas tostadas cuando regresáramos.
Yo te veía
espléndida con el sol de frente.
Así como traicionan los sentidos, hablabas de tu árbol preferido,
de un ramo de células deformes
trazando su ruta desde la corteza hasta los brotes,
la piel de los
caballos frente a la ventana de la cocina.
Fue cuando hablaste las cosas en presente:
la casa de nuestros hijos,
allí, en Santa María,
la imagen que se
salva en el poema.
Nos detuvimos en un lugar insoportable.
Sospechabas algo así.
Al otro lado del agua un jardín,
algunos chicos jugando en sus triciclos.
Supe que debíamos caminar, animarnos a seguir
porque la casa estaba lejos
y nuestras mentes
no comprenden las cosas cuando no han ocurrido.
Es extraño, un cuerpo
hundiéndose en la tierra eternamente,
todos en fila con un puñado de arena entre los dedos,
algunos capullos y tu fotografía soportando el dolor
que te había despertado
esa mañana.
Darse un baño y ponerse linda a la tardecita,
adentro de la metáfora sin peligro.
Me desperté varias veces esa noche
intentaba escribir algo acerca del amor, del vacío
que supone la lluvia al estrellarse,
los golpes del viento en espiral, para siempre,
embolsando las cajas
de medicamentos sin abrir,
al final de la calle, como si
pudiera verte,
pequeños fragmentos a
kilómetros de distancia,
tus manos decorando
la vajilla de loza entre los árboles.
a Josefina Álvarez
Noblía
in memoriam
© Roxana Palacios
me paraliza leerte. tanta vida, tanta ausencia, tantos sueños. tanta belleza en tu expresión. susana zazzetti.
ResponderEliminarMARAVILLOSO POEMA AL AMOR Y A LA PROYECCIÓN DEL PRESENTE, A LA DISTANCIA.ROXANA, HAS CONSEGUIDO UN CLIMA QUE NOS TRASLADA A VARIOS TIEMPOS DISTINTOS. ESPLÉNDIDO. UN ABRAZO
ResponderEliminarISABEL LLORCA BOSCO
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarRoxana: tu poema es un testimonio que nos comparte magistralmente, las manifestaciones de la vida misma. Un abrazo
Hermoso tu poema Roxana!
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