NECESIDAD DEL SILENCIO
LA MANSEDUMBRE de ayer,
mira en la intemperie
un espacio ajeno
que también fue mío
(y no te escucho).
No son susurros
ni restos de un
orden humano
llegando o caminando
o dando voces,
no,
son agujas, hienas
chillidos girando sin paciencia
motores
despertando a mordeduras.
Las sirenas, son aullidos,
penas?
Avanzan
con su cuchillo negro
y no hay sobrevivientes.
Como agujas, sí,
en esta atmósfera triste
de papel quemado
y estos ganchos,
estos ganchos
sobre la serenidad,
(y no te escucho).
Así fue temprano
en la mañana
y se aproximan ahora
nuevos arpones:
llegarán a tiempo
de cerrar todas las capas,
los oídos, las cerraduras
los niveles todos,
casi, de la serenidad.
© Amalia M. Abaria
Intimo, hermético poema, de una extraña belleza, como la belleza de lo oculto
ResponderEliminarGustavo, te agradezco muchísimo la publicación de este poema, de mi último libro El Musgo y la calma,que cuando nos veamos te alcanzaré. Gracias BettY!
ResponderEliminarCariños!
Amalia
Como protegernos de los destructivos
ResponderEliminaragravios del acontecer, si apenas somos pobres humanos arrastrados a la deriva.
Tal vez con la triste belleza de un poema como este Amalia,su palabra es necesaria a la poesía.
Ignacio