Poema de Alicia Márquez

Relaciones

A cada rato, en mi correo electrónico

aparece un mensaje enviado por no sé quién

que me pregunta si quiero una relación estable.

¿Sería una relación indefinida como un pronóstico meteorológico,

o terrible como mirar un video de casamiento?

Leo la palabra estable y tiemblo.

Pero eso no es todo, también me ofrecen

dos noches románticas, en un hotel, con desayuno incluido,

y junto con eso, pintura para interiores que incluye pintura y

pintor.

¿El pintor será parte de la relación estable? Es raro pasar dos

noches románticas mientras pintan el cuarto.

Después me ofrecen un mueble para LCD.

Y pienso que si estoy en una relación estable pasando dos noches románticas

mientras pintan el cuarto mal podría ver yo un LCD, sobre todo

porque no tengo.

Inmediatamente me prometen unas extensiones de pelo tan fabulosas que voy

a parecer una cantante de rock y junto a las extensiones, uñas esculpidas como

las pirámides de Chichen Itzá, en cuya cúspide se celebrarán sacrificios humanos.

Luego, como un canto de sirenas, aparece un tratamiento anti-age con máscara

de oro que envidiaría el mismísimo Tutankhamón.

Y para finalizar la oferta maravillosa... ¡dieciséis sesiones de ondas rusas para el abdomen y los glúteos!

Y entonces, ahí vienen los ucranianos a saltar sobre mi abdomen y sobre mi trasero mientras cantan Achichornia y gritan. Porque los rusos siempre gritan.

Frente a esta realidad, André Breton y Dalí fueron perdidamente románticos.

© Alicia Márquez