EL MUSGO Y LA CALMA
Solo, en la penumbra,
el sobreviviente del mar
tiende su planicie verde
sobre la larga pétrea
y descansa.
Cómodo en el muro
instala sus vegetaciones
de orden
y constancia
y como el antiguo reptil
que lo horadaba,
ama la húmeda
colonia de la sombra.
En espera silente,
busca en el cielo
al ángel de la lluvia
y su médula seca, entonces,
bebe el diminuto manantial
pasivamente.
Es bueno sentir
su presencia
compañía de la calma
y el silencio.
Pisadas ausentes
lastiman a veces,
ese pequeño gran mundo
esparcido
o un caballo roza
también la frágil, fina capa
de verde, verde musgo
¿Hay lágrimas?
Todos hemos pisado,
alguna vez
el tendido musgo,
nuestra calma.
© Amalia Mercedes Abaria
Todos hemos pisado alguna vez nuestra propia calma... Bellísimo poema que transmite su belleza...y su calma.
ResponderEliminarJORGE PABLO MORENO.
Hermoso, Amalia. Una reflexión tan profunda desde un hecho aparentemente tan "natural".
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Perrig
Gracias GUSTAVO, amigos por sus comentarios
ResponderEliminarAbrazo
Amalia
MUY BUEN POEMA1... PARA RELEERLO Y SENTIR ESAS PISADAS TAN PROFUNDAS EN SU SUELO! GRACIAS POR COMPARTIRLO!...LIDIACC.
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