Poema de Elena Cabrejas

L A   M A Ñ A N A

Pálida la mañana intensamente pálida

y hermosa. Princesa triste y agobiada

de amor. Alucinada.

Despertar. Despertar de crepúsculos antiguos

de raíces que brotan sin sentido

de flores estallando contra el cielo

apenas azulado y amarillo. Apenas.

Apagando la mirada de esa luna

ayer espejo de otra luna.

Aquella. Sumergida en el lago de la noche.

Inasible es el tiempo que se ha ido

fugaz implacable ya perdidos sus ecos

en el aire o en recintos tapiados

insondables.

Alzan los árboles sus brazos

hacia el cielo al encuentro de vida

al encuentro del viento.

Y es un hambre de amor que los iguala

al hombre y un delirio de sueños.

Aquellos. Que aletean la mañana.

Aquellos. Que separan del abismo.

La mañana. Pálida de amor y de hermosura

princesa triste bruma de hechizos.

© Elena Cabrejas