LABERINTO
Tal fue mi obsesión por tocar tus ojos
que mudé mi rostro
por el de Minos.
Crecen los pasadizos.
Tapiadas las salidas,
ruge la sed de sangre.
Ay! Del Minotauro, cruenta soledad
acompaña sus días
ó acaso los míos.
Tal fue mi obsesión
que entre a mi propio laberinto
te miré, eso creí.
© David Rosales Aragón
Saludo ese juego simbólico del laberínto y el deseo que atrapa a través de losojos
ResponderEliminarGracias
Muy bien
Walt er Mondragón