Poema de Alicia Márquez

  

Teleteatro

Cuando uno sale a comprar productos de limpieza,

no sabe lo que le puede deparar el destino.

¿Un genio se asoma del paquete de jabón en polvo?

¿Un mago aparece por entre los detergentes?

No.

Una señora con peinado de peluquería de los años sesenta

me agarra del brazo y me dice:

-Yo a usted la tengo del teleteatro.

Con una franela en la mano le respondo que está equivocada.

Ella me persigue.

-No me diga que no porque la tengo vista.

Intentando llegar a los desodorantes de ambientes vuelvo a negarme.

Ella insiste entre las góndolas de trapos de piso

y bolsas de basura.

De repente, le miro los ojos cansados,

y le siento las ganas de tener razón

y sobre todo, le siento las ganas de que algo

la sacuda, le saque la rutina, la despabile.

Entonces le digo que sí.

Que me agarró. Que era yo la de los teleteatros

de las cinco de la tarde, pero que no levante la voz

porque si no van a empezar a pedirme autógrafos.

Que es un secreto entre las dos.

Que ahora estoy retirada.

Ella mira a los lados y me guiña un ojo,

mientras me palmea el brazo.

¿Vio? A mí no se me escapa nada.

Cuando salgo del negocio me siento hasta buena.

Y por si acaso, me pongo los anteojos negros.

© Alicia Márquez