ACORDES.
A regañadientes las palabras que no pudo
gritar
porque el viento del sur se llevó la
infancia
a empujones
por un sendero de pastizales chamuscados
donde el camino quedó trunco
con unos pocos deambulando en fuga.
Galopa su sangre recorriendo arterias
encadenadas
mientras roba sonrisas
tras un antifaz de herraje oxidado
tal vez
último suspiro de astillas.
El rostro cruje junto a un distraído retoño
polillas de un bandoneón
en do menor.
Las manos del anciano
son pedacitos de corteza
de un olmo
hachado.
© Alicia Corrado Mélin
Buenos acordes Alicia, enlazados con imágenes, y un ritmo particular que se percibe en todo el poema. Abrazos!
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