ARRANCO TODAS LAS FLORES DE MI CUERPO
para ofrecértelas, Señor.
Allá voy, más desnuda sin las diminutas
flores
del torso, más desvestida que nunca
sin las dalias que crecían en la espalda.
Voy saltando las piedras ciegas de la
desdicha
y el viento me ayuda a alcanzar la arena.
Señor de las Angustias, todopoderoso mío,
me despojo incluso de la flor pasionaria
y de la corona de heliconias que adorna
mi pubis.
Desnudísima, para entregarme a ti,
sin los lirios de la nuca o los girasoles
de las nalgas,
pulcra, tal vez insondable isla de
misterios
Y no más rosas, ni margaritas, ni
violetas
encandiladas en mis senos.
Limpia estoy, vuelta promesa.
Brillante y sola para entregarme a ti
sin las astromelias del sexo,
sin la flor azul del corazón.
© Aleyda Quevedo Rojas
Bienvenida Aleyda a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, mes a mes serás publicada, un abrazote Gus.
ResponderEliminar" voy saltando las piedras ciegas de la desdicha" un canto de esperanza, una entrega sin rodeos, un poema que aplaudo. abracito. susana zazzetti.
ResponderEliminarBienvenida Y como Susana acompaño en el aplauso a tu hermoso poema!
ResponderEliminarAleyda, bienvenida a este espacio de poesía u amistad que Gustavo, tan generosamente nos regala mes a mes.
ResponderEliminarTu poema me llega como un canto de amor y desprendimiento de toda la belleza perecedera, para dar paso a la belleza real y profunda que yace al interior de cada uno.
Un abrazo desde Chile,
Juany Rojas
Bellisimo tu poema, Aleyda.
ResponderEliminarFelicitaciones y un beso grande de bienvenida
María Rosa León
Pero que hermoso, ha sido lindo leerte, bienvenida y gracias por compartir
ResponderEliminarbetty