Un pedazo de pan
un pedazo de pan a cada uno
Y un sorbo de vino
Así celebró la misa
aquel
sacerdote/poeta
de Solentiname
Ernesto Cardenal
el
de Nicaragua
No había hostias
no
había Cáliz
solo un vaso de vidrio
como sagrado Grial
Su catedral
la selva
Así rezaron
aquellos
campesinos
Puros
de una fe envidiable
Así rezaron
Dios sonreía
¡Como no rezar con un poeta!
Así triunfaron
© Ignacio Giancaspro
qué mensaje, ignacio!!don Ernesto Cardenal, puro en su poética, de una fe envidiable,mano y lengua en libertad, no podría representar mejor tu profundo poema!! gracias, juglar! susana zazzetti.
ResponderEliminarHola querido Ignacio:¡qué claridad en tu poema donde enunciás la sencillez y la fuerza de Ernesto Cardenal, y la "fe envidiable" de los campesinos!Hermosísimo y también responde a la idea de Dios representado por la naturaleza, "su catedral la selva", idea que desarrolló Guillermo Enrique Hudson en Mansiones Verdes.Lo disfruté mucho, no sólo por ser un magnífico poema, sino por la temática, cercana a mi corazón.
ResponderEliminarUn beso grande Irene Marks
También Dios sonríe cuando lee tu poema Un abrazo Milagros
ResponderEliminarQuerido Ignacio,
ResponderEliminartransparencia y fuerza en este gran poema que rescata la esperanza y honra la memoria de Ernesto Cardenal, cada verso se eleva como una catedral del grito de libertad y de esa inmensa fe que estaba implícita en toda su encomiable obra. Excelencia en un texto conmovedor, te felicito,
Cariños
Elisa Dejistani
Estimado Ignacio, una alegría leer este poema que me trae recuedos de juventud... abrazo en la poesía! gracias! Fabiana León
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarEstupendo poema!! Un abrazo
Qué grato homenaje al señor poeta que es Ernesto Cardenal, que reune en el la celebracilogrosón por la vida y sus y el valor de estar al lado de sus fieles y hermanos aun en la guerra.
ResponderEliminarW.M.