CIEGO
Cual granada, desgajo mis párpados.
Un relámpago hirió mi frente,
lo que vi después me dejó ciego.
Aterido, en el remanso de Dios,
despojé mis ropajes, manos, piel.
Oculté mi sien:
al olor del incienso
al añil de su canto
al tañer de campanas.
Estoy ciego a pesar del barro,
la savia en mis ojos
de su cálida brisa.
© David Rosales Aragon
Repletos de imágenes contundentes. Me gustó leerte.
ResponderEliminarSaludos
Laura Soledad Romero
Ser barro y entrar en el remanso de Dios justifica la ceguera que produce "La Luz" (ojalá hayas tenido la experiencia)
ResponderEliminarProfundo y desgarrador.
ResponderEliminarUn abrazo
Graciela Barbero
Bello y profundo poema.
ResponderEliminarhttp://mispoetascontemporaneos2.blogspot.com.ar/2014/04/poema-de-elisabet-cincotta.html
Es muy hermoso.
ResponderEliminarSonia