Poema de Alicia Márquez
Vaya uno a saber hacia dónde
Me escapaba.
Cuando era chica me escapaba. Siempre.
Me escapé del Jardín de Infantes, para ver a los caballos
de enfrente, con sus hocicos de viento y sus colas
nerviosas,
saltaban y volaban y yo los amaba.
Me escapé en Mar del Plata, para locura de
toda mi familia. Me dediqué a pasear por la Rambla,
hasta que mi hermana me encontró y entonces,
volví a escaparme, pero un señor altísimo
detuvo mi carrera.
Me escapé de mi abuela, corriendo escaleras abajo,
seis pisos desesperados, me escapé como del infierno,
después de haber cometido el delito de mancharle
la ropa tendida a una vecina.
Me contuvo un vecino contándome historias
espantosas de degüellos que acontecían
a la vuelta de mi casa y que cumplieron
con el mandato de aterrorizarme para siempre.
Después, no me escapé más.
Aunque a veces, sin que nadie se dé cuenta,
me escapo.
© Alicia Márquez
16 comentarios:
ternura ternura y más ternura es tu poema, Alicia. ¡Abrazo!
¡Qué miedito!, y eso que eras chiquita. La vida va enseñando que no sirve de nada escapar. Me encantó tu poema, besos de Alicia.
Cuánta realidad en este poema ,yo creo que cuándo niños todos nos escapamos sin saber donde ir pero la gracia está en escapar muy bueno el poema me trajo recuerdos
maria elena tolosa
Alicora: Últimamente me estoy escapando de gente nociva, de personas envidiosas, que pareciera que no tuvieran vida propia sino que tienen que vivir odiando a los demás. De esa gente, mejor escapar. Y cuanto más lejos, mejor.
Un abrazo grande.
Alicia Márquez
Bellas palabras para dilucidar temores y necesidades de huida. Aun de mayores siempre hay algo de que escapar, aunque no corramos materialmente.
Alicia, me gustó esa frescura en el decir, en contraste con el final y su hondura.
Un abrazo
Betty Badaui
Excelente, Alicia. Siempre de chica y más me escapaba, me vi en tu poema.
Abrazo
Elisabet
Cuánto juego en tu poema hasta que te convirtió en poeta seguramente!
Tanto escaparte y subir a esos caballos soñados, tanta búsqueda en el fondo del asombro...y aquí te encontramos, amiga poeta...
sorprendiéndonos con tus bellos versos de una niña escondida y feliz adentro tuyo,
Gracias por compartirlo Alicia
Un abrazo
Montse Bertrán
Creo que somos fugitivos y esclavos, pero todos tenemos alguna "puertita del señor López". Me aterró el mandato. ¿En todas las generaciones ocurrirá lo mismo?
Niña traviesa!!
Un abrazo enorme!!
Bravo por la niña que se escapaba!!! Yo también lo hacía con una amiga y nos dedicábamos a juntar colillas de cigarillos por la calle para después fumarlas....qué desastre!! y bueno, había que explorar el universo!!! beso!! María Chapp
Hola Alicia: sí, el anhelo de libertad es inextinguible desde la infancia. Quien lo tiene no podrá encerrarse nunca en lo establecido y buscará la luz, en tu caso la encontraste en la palabra y lográs transmitir con mucha fuerza tu vivencia conservando a la niña que nunca dejaste morir. Felicitaciones! Irene Marks
Bravo por ese final!!!! Uno siempre se escapa. Se escapa en sí mismo, hacia lo más profundo de sí mismo...
y vuelve contrito... o no?
Me gustan tus escapadas, que se vislumbran en tus versos, que se adivinan...
Un abrazo grande
Celina
Una escapista compulsiva... broma aparte, me hiciste recordar a cuando de chico me perdí en Mardel y no sabía para que lado agarrar, todas esas calles llenas de gente extraña.
El poema me encanta y me escapo con él. Pero antes te dejo un abrazo.
Qué bueno que a veces te sigas escapando!
Genia!
Besosssss
David Sorbille dijo...
Què estilo, mi querida Alicia! Un poema magistral! Un abrazo
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