Y la miran pasar, cadencia oscura.
Los corazones baten dos por cuatro.
Qué paso, qué minón, flor del hembraje,
Aquí va a correr sangre y doler tango.
Un fueye que se estira al infinito,
anunciando la entrada de la Parca.
Ella mira, midiendo el horizonte.
perdida en un vacío de pestañas.
La rubia viuda negra tensa el hilo
que recorren dos guapos, ya atrapados.
Caderas y violín ondulan notas
de sensual ebriedad, de muerte en vilo.
Las dagas se acarician, y sus filos
palpitan el desborde de la herida
que manará despecho, olvido y muerte.
Y la rubia sonriendo al de la suerte.
Y en un tango final, melanco y hosco.
Rubia y tango, unidos como hermanos
en el ritual que un guapo oficia y mata,
y otro muere, en eterno dos por cuatro.
© Carlos Adalberto Fernández
Corrientes sola
Es alta noche. Corrientes está sola.
Me mira. Me acompaña, yo pateando restos.
La luna deambula tras las almenas
De torres que otean inciertos horizontes.
Los pasos suenan con ecos tristes.
Corrientes está sola. Yo voy solo.
Recordamos...
¿Cuantas cosas, Corrientes?
Cuantos sueños, en patrulla utópica,
o en cortejo quebrado
o en columna de rencores.
Luego solos de nuevo, vos y yo,
Recogiendo llantos, remendando heridas,
Rehaciendo promesas.
Caminando.
Vos mirando.
© Carlos Adalberto Fernández
Por siempre serás recordado, maestro.
ResponderEliminarAna Lucía.
Sin dudas un porteño flor y flor
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Quedan los recuerdos, apacibles y gratos.
ResponderEliminarBetty Badaui
UN GRAN COMUNICADOR Y SEGURAMENTE NO SERÁ FÁCIL DE OLVIDAR!..LIDIACC.
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