y la lluvia llenaba los baldes, me pregunto
si las gotas sobre los vidrios no éramos nosotros
diluyéndonos con el tesoro de la vida
o sólo marcas acuosas
hacia una región tonal convincente
pero ese parloteo en lengua muerta
mordió con sus electrodos nuestro cuerpo
y no nos sacó de la trasnoche
de lo redondo de la vigilia
quedó un laberinto de zarzas marrones
nada que no haya sido para siempre sin embargo
hay casas donde la alegría
siguió intacta
y con esa vacante nos moldeamos
hay que dejarse llover
sin explicaciones, después de todo
¿cuántas veces lo hicimos?
al aceptar los grises oscuros de las palabras
mientras
nos expatriábamos hacia las higueras
© Rita Kratsman
"HAY QUE DEJARSE LLOVER"... resume la estatura de tu emoción y la transmite. Nada hay peor que el exilio de un cuerpo. PAOLANTONIO
ResponderEliminarme gustó mucho leerte, saludos
ResponderEliminarQué bello Rita...!
ResponderEliminarMe encantan esas casas donde la alegría sigue intacta...
Beso y abrazo
Montse Bertrán, deseándote un año pleno de poesía y amor!
Una de las cosas que más me gustan en la poesía de Rita Kratsman es el uso de la primera plural. Crea inmediatamente un clima de complicidad que a todos nos incumbe. Me recuerda La Caída de Beatriz Guido y La lluvia de verano de Duras. Esos grupos de niños "solos" (¿debí decir solitarios?) que se hicieron a la mar de la mano de la Vida que los ahijó como gran madre. Te quiero, Rita¿sabías?
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