Sentencia firme
Cuando me constituya legalmente,
con una orden de allanamiento
en el domicilio de tus sábanas
inspeccionaré todos los rincones
buscando pruebas contaminadas,
huellas dactilares,
o una simple averiguación de antecedentes.
Ocurre que tus manos dejaron llagas dolorosas,
pupilas amuebladas con llanto,
músicas malditas,
y paraísos perdidos en el aire.
Lógicamente vos te defendías,
decías que no eras culpable de tales delitos,
y no tuve más remedio que someterte a indagatoria,
proceder a la reconstrucción del hecho
y ver, si a través de mis besos inundados de sal
era posible un cambio de carátula,
la chance de una prisión preventiva,
o aunque sea un castigo menos intenso,
como podía ser una salida transitoria.
De ahí en más,
todo lo ocurrido
forma parte del secreto del sumario;
sólo puedo decir
que después de las historias escritas con la boca,
de los racimos abiertos con promesas,
y de la multiplicación de las caricias,
te aseguro que ha quedado sentencia firme:
deberás desparramar cenizas en poemas
jurar amores infinitos
y dejar que me acompañe
tu inolvidable aroma,
por siempre, jamás…
© Juan C. Rodríguez
Más del autor en la primer parte del blog:
Me llega, estimado Juan Carlos, ese aire Benedetti de tu "Sentencia firme". Y te recuerdo de cuando visité tu linda ciudad, hace unos años, presentando mi "Infamélica". Llegue mi deseo de un gratificante 2014 para vos y tu familia.
ResponderEliminarRolando
*
Juan Carlos, el amigo Rolando me robó elñ comentario. Baste decir que tu poesía la leí un par de veces... y a eso voy de nuevo. Abrazo.
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