El revés de la voz
La voz salió de mí
del tiempo que es solo mío,
de cada pedacito de mi carne,
de mis precipicios,
de mi pampa.
Tan obstinada,
junté, sin advertirlo
de mí,
solo de mí
aquellas letras
que se hicieron versos,
estrofas
y al fin
la poesía de mí.
De mí, entera.
También vos estabas
en el cuerpo partido de la memoria,
en aquel mar estruendoso
de un recuerdo puntual.
Te conozco
como conozco la semilla
que engendra mi propia voz.
Dicen que las voces
no se pueden tocar,
pero es mentira.
Yo las toco con mi lápiz
errando por la escritura.
Aparecen y existen
como sangre sin lengua,
como venas,
como tripas en el papel.
Esas voces son
el ritmo sonando
el flujo espontáneo del aire en la piel,
en los alvéolos de mis pulmones,
en mis costillas y vértebras,
en el tuétano de mis huesos.
En el silencio, también.
© Estela Barrenechea
Excelente, nuy buen poema, me gustó el ritmo, las metáforas, las imágenes
ResponderEliminarIgnacio
Bellísimo poema
ResponderEliminaralto vuelo, me encantó. susana zazzetti.
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