12/11/13

Poema de Francisco José Malvárez

  
QUIETUD 

   una quietud de almacigo me abruma
porque sé que lo que parece que germina
sólo es ilusión de mis desbordados deseos
de mis necesidades imperiosas
esas que quedaron encalladas en las estafas de los amigos
aquel porvenir lleno de promesas
a punto tal de abstracción de las penurias
que diez años llevo sobreviviendo en la huella de la miseria… por creer!

   vuelvo a estar así, frente a un nuevo almacigo
donde una nueva semilla planté hace meses
semilla de ilusión renovada…
pero el tiempo, inexorable, pasa y vuelve a mostrarme:
como la historia se repite y repetirá
y caigo abrumado… nada pasa… nada
sólo inútiles diálogos sobe el qué, cómo o cuando de tal o cual estado
obvio es que semillas son las que requerí al posible ayudador
semillas de ayuda…
a lo que quedo sujeto e ilusoriamente me someto por eso nefasto:
la necesidad
pero es favor… favor…
y en ellos sucede en los tiempos de ellos ni más ni menos
cuando pueden, cuando recuerdan… cuando, cuando
mucho más allá de la urgencia que a uno lo abarca y ni suponen…

   quizás la bruma es mi único asidero a la realidad
a la realidad que me toca, la misma que padezco, la que construí
cuando las necesidades se te hicieron sangre
cuando así te desangras a borbotones
ahí comprendes realmente la dimensión de la soledad
porque ahí estas solo… solo
lo demás es sólo discurso  que te entibia los oídos

   quizás por la bruma, al fin, deba entender y aceptar que:
en todo estaba y estoy equivocado
… viene el tiempo de duras resoluciones, de cerrar el libro, quizás
-la bruta, en definitiva, es quién siempre me acompaña y acompañó-
de sentarme a pensar en el verdadero sentido de las cosas
y en ese puto lugar en el mundo que aún no hallo
-lo peor es que ya ni lo imagino-
por ello, donde estoy    empiezo a sentir la sombra
y un frio extraño me recorre las costillas


© Francisco José Malvárez

7 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Francisco:
un poema de honda raigambre existencial: "quizás la bruma es mi único asidero a la realidad"que nos sobrecoge con imágenes como" viene el tiempo de duras resoluciones,de cerrar el libro"; "empiezo a sentir la sombra".
Para escribir esta clase de poema es necesaria una gran entrega a la palabra,y por ello te felicito.
Poema para releer por su fuerte autenticidad.Con cariño Irene Marks

14 de noviembre de 2013, 8:56  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Francisco: gracias por tu poema!! todos somos buscadores, a veces envueltos en brumas, navegamos en la oscuridad...sólo confiar en el viaje...confiar más allá de toda certidumbre...confiar en que hay un sentido que tal vez se sepa más adelante en la vida o no...confiar en esa fuerza descomunal que te lleva a escribir este poema, a escribir el magnífico comentario que te agradezco, un enorme abrazo, María Chapp

14 de noviembre de 2013, 22:22  
Blogger sacanueces ha dicho...

irene, maría... me sorprenden! las admiro y me honran con sus comentarios! GRACIAS, GRACIAS!!! francisco
(pd: a veces estas tremendas cosas, sus comentarios, me hacen sentir que no solo existo, me conmueven, más y más gracias!)

15 de noviembre de 2013, 14:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

ES UN POEMA DOLIENTE, DESGARRADO, SINCERO.
SE VE BIEN ESTRUCTURADO
GRACIAS
w.m

15 de noviembre de 2013, 22:20  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Una realidad muy contundente que hace pensar en la realidad , palabras justas muy bién logrado

maria elena tolosa

16 de noviembre de 2013, 0:44  
Anonymous Anónimo ha dicho...

un poema donde se encuentran , junto a la angustia de ser y no tener, una desnudez y un confesionalismo que me conmueven. de hecho, te leí cinco veces y en cada palabra encuentro la vida misma, la que nos da el norte y el sur. pero , francisco, es tan bella la imagen del almácigo, con su deseo permanente de siembra, que creo que su simbolismo supera la belleza y la intensidad de este poema. va mi mano, mi abrazo. susana zazzetti.

17 de noviembre de 2013, 10:05  
Blogger Adriana ha dicho...

Este poema conmueve por su sinceridad; sentí al leerlo que estaba escuchando detrás de la puerta y era testigo del fluir de los pensamientos de un yo golpeado por la soledad, la angustia existencial y la desesperanza. Me impactó eso de las semillas de ayuda (¿las palabras?), ¡qué idea tan poética! Un abrazo. Adriana Maggio

20 de noviembre de 2013, 8:45  

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