Los cobardes aman despacio.
Los cobardes aman sigilosos detrás de sus máscaras de humo.
Los cobardes aman solo donde está escondida la palabrita
inmóvil.
Pintan de rojo las baldosas que destiñen
al pisarlas.
Los cobardes no besan sin antes maquillarse.
No se enamoran sin retroceder.
No se desprenden sin descender.
No sueñan, amordazan.
No hacen el amor, embisten.
No se ríen, dinamitan.
Son tan misteriosos como un pozo de arena.
No se nombran sin asesinar antes sus iniciales.
Acarician solo
convertidos en eclipses invisibles.
Los cobardes no aman, solo tensan su cuerpo como un arco,
lamen la flecha al verte, y parten en dos tu alma de poeta
para que sigas escribiendo.
Una cáscara de ceniza usan de piel.
Y un repasador viejo
les envuelve el corazón.
© Fabiana Posse
Dolorosamente bello, un abrazo
ResponderEliminarSilvia Loustau