Dónde estás
Me bebí los vientos.
Me comí mi carne.
Me arranqué la piel.
Me roí los huesos
Bramé de impotencia.
Sangraron mis ojos
de tanto llorar.
Y tú ni siquiera
te dignaste un día
bajar tu mirada,
altanera y fría,
por ver un instante
el amargo fruto
de tu villanía.
Ahora ya no lloro,
ahora ya no gimo.
Callada y distante
tan sólo mis ojos
te buscan sin verte.
Callada y distante,
herida, te añoro.
© Celina
Vautier
mil veces la herida, antes de no poder sentir, que es como estar muerto...
ResponderEliminarUn placer leerte
BUEN POEMA
ResponderEliminarw.m.
Qué lindo poema de amor, rítmico y melancólico. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarRítmico y hermoso poema en donde está presente la sincera pena de amor. Gracias, querida Celina.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella