Veintitrés treinta
Último tren a Del Viso con paradas
intermedias.
Yo estaba contenta.
Las boleterías, cerradas.
Casi nadie en la estación.
Subí, me senté en el tren fantasma
y esperé.
Yo estaba contenta.
Había sido un día magnífico,
de abrazos, aplausos y sonrisas.
Y así, de repente, aparecieron siluetas
grises,
siluetas grises con risas rojas,
y ocuparon poco a poco todo el espacio.
Una de ellas llevaba en equilibrio
un envase con algún guiso grasiento
que comía con la mano,
mientras gritaba y se reía.
Se reía como llorando.
Se reía como espantando su realidad.
Se reía desafiante.
Y me miraba. O yo suponía que me
miraba.
Y yo quería desaparecer
o volverme piedra,
o apelar a alguna magia transparente.
Pero esos ojos estaban ahí.
Y la mano seguía hurgando el guiso.
Después, sin dejar de mirarme,
limpió sus manos en la pared del vagón,
mientras su rencor me atravesaba
despacito.
Y mi impotencia me daba sopapos del
derecho y del revés.
Pensar en otra cosa.
Dos por dos cuatro. Y mañana es otro
día.
Tengo que comprar cebollas de verdeo.
Cuatro por dos ocho. Si achico los ojos
las luces
se ven aplanadas.
Por favor. Por favor.
Nunca el viaje fue más eterno.
Yo había estado contenta.
Había estado estúpidamente contenta.
Contenta como un espantapájaros.
Porque cuando, desesperada, bajé en
la estación, me di cuenta de que una
parte de mí
se había quedado, muerta, en el tren
fantasma.
©
Alicia Márquez
Duro, sufrí desde el principio del poema, me lo imaginaba y no podía tomar distancia, no quería.
ResponderEliminarLily Chavez
Duro, sufrí desde el principio del poema, me lo imaginaba y no podía tomar distancia, no quería.
ResponderEliminarLily Chavez
palabra-imagen. imposible no conmocionarse. ¡ cuánto decís, alicia!! susana zazzetti.
ResponderEliminarTe salvó el poema Ali ¡an narrativo!
ResponderEliminarMe gustó, me conmovió, Alicia, me pusiste en ese último tren a las veintitrés y treinta. "Contenta como un espantapájaros" (acaso el que hubieras deseado configurar para espantar a esos pájaros degradados). Es un poema y es, podría ser con la espacialidad que me imagino, una prosa poética.
ResponderEliminarAfectuosamente,
Rolando
*
Fuerte, estremecedor...
ResponderEliminarMuy bueno
Abrazo
Alicia _Borgogno
Precioso tu poema. Me sugirió un sueño nocturno que se vuelve realidad cada vez que nos abrimos a la realidad y salimos a la calle. Te felicito
ResponderEliminarMarta
La dura realidad se impone en tu poema Alicia, una realidad que tendríamos que erradicar de una vez por todas de esta patria. Me gustó mucho tu alegato y esa definición de muerte en el tren fantasma. Besos Alicora.
ResponderEliminarEs imposible vivir sin los contrastes y esa dialéctica de reciprocidad adonde nos modifica la mirada del otro y viceversa
ResponderEliminarmul interesante
nes cheb
No se porque, pero tu poema me trajo a la memoria un cuento de Julio Córtazar: "Omnibus"... otro viaje fantasmal.
ResponderEliminarimposible no ver, lo que el poema relata, cruel, realidad , y tristeza.Bellisimo!!
ResponderEliminarDesde el comienzo hasta el final no decae el interés; terminé la lectura pensando en el buen poema que no te suelta, buenísimo
ResponderEliminarAbrazos
Betty
Duro poema, pero necesario, si es una realidad fantasmal inocultable que se queda tatuada en la retina.
ResponderEliminarMuy bien
gracias
Walter Mondragón