Agosto en Rosario
Como aprendices necios
en suspender el tiempo
supimos del derrumbe:
impotentes, hirsutos, callados;
a veces
sin
saber que el llanto
no llegaba
porque rasgaba desde adentro.
Hasta que vimos a la niña
de sonrisa diferente
abrazada glacial a la mascota
que la sobrevivió
para que ella
no se despida
desprotegida y simple,
para partir a ese otro universo:
sin nubes negras
ni desayunos avidriados.
Entonces
como una oración apagada,
se lanzaron apretujadas
las lágrimas hundidas,
cerca o lejos
de la valla del espanto.
Y andamos, aún
gimiendo
© Susana Rozas
muy bueno^ Susana^ te felicito^^^
ResponderEliminarbuhamente^^^
m.e.
..."cerca o lejos de la valla del espanto..." nos derrumbamos todos y renacemos...!
ResponderEliminarGracias por tu poema Susana,
un abrazo
María Montserrat Bertrán
Gracias, Gus, por permitirme esta oración...Cada día aparecen más muertos.
ResponderEliminarBesos, su
Un conmovedor poema oración, que señala la condición humana. Muy bueno Susana.
ResponderEliminarUn abrazo
Elisa Dejistani
Gracias, SUsana, si, que sabés decir del dolor. Fuerza Rosario.
ResponderEliminarMariana Vacs
Abrazos y más abrazos a la distancia. Nos duele a todos y vos lo pudiste expresar. Mis oraciones por los rosarinos.
ResponderEliminarSusana, desde tu sensibilidad pudiste mostrar en palabras esas escenas que dolieron, duelen y será muy difícil hallar la calma.
ResponderEliminarUn poema que transmite y mucho.
Abrazo
Betty