No intentes posar tus manos sobre su inocente
cuello (hasta la más suave caricia le
parecería el
brutal manejo del verdugo).
No intentes susurrarle tu amor o tus penas
(tu voz lo asustaría como un trueno en mitad de
la noche).
No remuevas el agua de la laguna no respires.
Para ser tuyo tendría que morir.
Confórmate con su salvaje lejanía
con su ajena belleza
(si vuelve la cabeza escóndete entre la
hierba).
No rompas el hechizo de esta tarde de verano.
Trágate tu amor imposible.
Ámalo libre.
Ama el modo en que ignora que existes
© Silvia
Loustau
Fuerte Silvia.
ResponderEliminarUn mensaje entre líneas importante.
Abrazooooooooooooo
Me ha llegado, Silvia. Aunque se asome tanto al lirismo, me permite el poema disfrutarlo.
ResponderEliminarRolando
*
Hermoso poema, rico en sugestiones, que se abre a una variedad de significados. Me gustó mucho. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarMe evocó los San, un pueblo del kalahari últimos primitivos de Africa. Ellos aman de tal modo la libertad, que si los encierras mueren de hambre y sed, pues no comen ni beben. esa manera de ser de los libertarios es encomiable. Pero lo es más aún, aquel que ama gratuitamente, sin esperar nada a cambio.
ResponderEliminarMuy lindo.
W.M.
Ese último verso es de una profundidad devastadora. Muy bueno, Silvia. Abrazo.
ResponderEliminaragrado de saborear tus versos en una extensión diferente^ te abrazo^^^
ResponderEliminarbuhamente^^^
m.e.
Gracias a todos por los comentarios, un abrazo,
ResponderEliminarSilvia
Amar y dejar libre, qué aprendizaje!!! Interesante lo que anotó Walter!! Un besote, María Chapp
ResponderEliminar