PARQUECIDA
Todos los
parques son tristes.
Pero el de
Chacarita
es el más
triste de todos.
Nunca hay
chicos, ni con sol,
porque a
ninguna madre se le ocurriría.
Pero encima
hoy llueve.
No quiero
caer en el lugar común
pero estruja
ver llorar a los árboles.
Que acá son
diferentes: el cuerpo resignado,
encorvada la
espalda de los troncos,
artríticos de
tanto reprimir vehemencias,
sin hombros
que resistan lo que los hombres cargan
en sus manos
de luto.
Tal vez en
sueños
tiren pelotas
contra el frontón del miedo
-ese NO
interminable de cemento-
y se sientan
floridos y rotundos,
y llenen el
silencio de zumbidos.
Ni el
colectivo para, contrafóbicamente.
Y yo sigo
esperando, anegada, aterida,
tan invisible
como los de adentro,
sin decidirme
a rebrotar en canas verdes
y abrir los
dedos de los pies
para que
jueguen a ser rayos
de sol bajo
la tierra de este parque,
alumbrando la
mina de mis muertos.
© Bibi Albert
Hay una pausa una espera en un cuadro lleno de imágenes de orfandad, sentí caer sobre mi tu misma lluvia...
ResponderEliminarMuy bello poema, Bibi. Triste y melancólico, pero salpicado de imágenes muy poéticas y hasta llenas de humor a pesar del tenor del texto (p. ej. "rebrotar en canas verdes". Me gustó mucho y me trasladó al paisaje conocido de ese lugar que también guarda a mis "invisibles". Un beso. Adriana Maggio
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ResponderEliminarTriste, sí.
Y verdadero.
Y llueve, también, como a Milagros.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Un estado de tristeza bien reflejado en ese parque, uno en particular, porque no todos son tristes, es tu tristeza plasmada plena de imágenes
ResponderEliminaren el transcurso del tiempo.
lograste que al cerrar los ojos viera la lluvia.
Abrazos
Anahí Duzevich Bezoz
bibi, que linda imagen esa de abrir los dedos de los pies al so!, y tan contrapuesta a esa de ver llorar los árboles...uf, me gustó mucho.gracias.ciela
ResponderEliminarTodo es real y los árboles se mimetizan con el paredón que guarda la muerte. un saludo de Maria Luisa Marquez
ResponderEliminar¡Una belleza de imágenes y personificaciones que conjura a la misma muerte, Bibi!
ResponderEliminarAplausos, bises y besos
María Rosa León
que en esta primavera, broten tus "canas verdes" en bellos poemas como éste que de la muerte hizo un canto. Abrazote
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