Los primeros días no te miro
demasiado, como a esos tipos que nos gustan y no queremos que se aviven. Apenas
me percato si tus olas vienen derechas o al sesgo. Atenta solamente a asegurar
mi lona para que no se la lleve el viento y a orientarla de modo que el sol me
dé de lleno. Atenta al libro de turno.
Jugamos a los desconocidos, pero
poco a poco se impone la vieja costumbre. Ya no con el mismo ardor. Antes me
entregaba a tu abrazo apasionado apenas llegaba a la playa y mi cuerpo joven
gemía de placer; ahora me asustan tus embates, a veces sólo te dejo lamerme los
pies. Antes te lo gritaba; ahora sólo musito que te quiero, loco.
© Paulina
Juszko
Así es la relación con el mar como con el amor. Con la edad,una se vuelve más precavida. Hermoso.
ResponderEliminarMe gustó mucho ese modo de prosa tan contemporánea. Muy bueno, susana rozas.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gustó mucho ese modo de prosa y poesía, contemporanizando las barrera. Muy bueno,
ResponderEliminarsusana rozas
Un abrazo
El mar!
ResponderEliminarBellísimo!!
Un cariño