Los humeantes
a Aizemberg
arden fantasmales
cabezas de maniquí
con auriculares
dejan su aliento extraño
de pesadilla
sombras del día
como paseantes de día feriado
enigmáticos
no entienden la ciudad
que transitan
obras del hombre
lo alejan de sí
torres moles de cemento
huérfanas de tierra fecunda
pasillos meandrosos escaleras
sin sentido
y un humo mortecino
que tiñe el aire
y es sístole y diástole
único signo de vida
soplo templado
entre tanto gris
© María Julia Druille
Maria Julia,cuántas veces no entendemos lo que nos rodea y solo el latido de nuestro ser nos dice que vivimos
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Muy buena radiografía de la incomunicación que nos acecha a diario
ResponderEliminarMuy buena radiografía de la incomunicación que nos acecha a diario
ResponderEliminar..."huérfanas de tierra fecunda..."
ResponderEliminar¡qué buen poema María Julia!, transparentando el clima artificial del cemento, cuánto aprisona!
Creo que las ciudades se salvan y embellecen por sus árboles y fuentes...
Abrazo poético amiga
María Montserrat Bertrán
..."huérfanas de tierra fecunda..."
ResponderEliminar¡qué buen poema María Julia!, transparentando el clima artificial del cemento, cuánto aprisona!
Creo que las ciudades se salvan y embellecen por sus árboles y fuentes...
Abrazo poético amiga
María Montserrat Bertrán
Un poema que sin ser surreal, habla de nuestra monstruosidad pesadillezca.
ResponderEliminarW.M
Es increíble como nos cuesta comprender - la no comunicación - a los que con tanta fluidez lo hacemos nosotros. Nos enfada ademas.
ResponderEliminarPoema muy bien logrado.
Un abrazo