Solo sed
juegos de
niños
nada tan
febril la siesta la canícula
para
dormir sacarse
las manos
infinito
de sol en las almohadas
había que
explorar puertas
una
mirada húmeda como de algo prohibido
¿Quién
enciende los sueños
el
corpiño sobre
todo tan
cómplice las risas la siesta la canícula
nada tan
tembloroso la camisa blanca
malicia
en las manos
el alma
erecta
© María Julia Druille
Muy bueno! Un poema con algún interrogante.
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
Cómplices.
ResponderEliminarDe todo ello.
Gran poema!!
Un cariño!!
desde que lugar nos indaga este poema, la erecta poeta nos seduce con su vaiven de imágenes para entregar su afán de poesía.
ResponderEliminarMuy bien1
W.M