Le diré adiós
a todo lo que exhuma
la inmensidad acumulada
en un trago de luces
Me despediré del mirar
en desiertos enhebrados
detrás de los ojos
cuando avance una letra
entre mis brazos
ansiosos de sol
Levantaré la mano
hacia el niño sonriente
que esperará que llegue
Seré su mismo rostro
recuperando el mundo.
© Alberto Luis Ponzo
El pasado es sólo un adiós, y contamos con èl para decirnos quienes somos.
ResponderEliminarAbrazos
David Rosales
En ese adiós abarcador está el afecto y el alcance de tu voz poética, Luis.
ResponderEliminarAplausos, bises y un gran abrazo
María Rosa León
bella imagen la del niño, la tomo. muy buen poema. susana zazzetti.
ResponderEliminarrRetornar al niño que fuimos para recuperar el mundo: una mirada hacia la pureza Bello!
ResponderEliminarUn adiós descripto de una manera magistral
ResponderEliminarCon cariño
Graciela Licciardi
Así sea.
ResponderEliminarAbrazo.
C.Dariel
profundos versos que desnudan tu sentir.
ResponderEliminarMaravilla!!
... por la sabiduría y la belleza, muchas gracias, Alberto !!!
ResponderEliminarUn abrazo y ... Felices 97 !!!
Lía Miersch
Estupendo poema con la paradoja del despedirse y el de volver. Son magníficos los dos versos finales.
ResponderEliminarUn abrazo
Isabel Llorca Bosco
David Antonio Sorbille dijo...
ResponderEliminarQuerido Alberto: admiro tu poesìa! Sos un maestro!. Un abrazo
Gracias, maestro!
ResponderEliminarPartir y regresar.
ResponderEliminarUn mismo rostro, diferente mirada y un mundo que se recupera,
Maria Cristina Fervier
Luces y sombras, el sol como fuente de vida, el niño como esencia de esa vida que se repite y renueva. Bellísimo poema
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