LARGUETO
Se desliza la tarde por las pieles quietas, surge
la tristeza entre canto y canto, y frente a la nostalgia, se arropa la niebla
con su traje blanco.
Vuelan los recuerdos guiando a la risa hasta un
foso oscuro, y amanece en grises, la verdad mecida por la puja en alto.
Se escucha el largueto, un silbo lejano y lastimero
el canto se convierte en llanto. Se aquieta la tarde.
© Sonia Quevedo
Se afina el poema, tanto como una aguja que finalmente lastima Muy bien logrado Sonia ¡Me gustó!
ResponderEliminarTiempo de tristeza. Angustia.Un silbido lejano.
ResponderEliminarMuy bueno!!
Un cariño!!