He hablado
tanto de las cúpulas de mi ciudad.
Hoy se
cierran como paréntesis sobre la tarde,
sobre mí,
abrigándome, arropándome contra la luz,
a la hora de
la carencia, mientras un tropel de versos
olvidados
sacude las puertas como el viento sur.
Esperé
—espero todavía— algo más grande que
nuestras
vidas,
la verdad
como única traición.
El terror a
sentir deseo de morir está impreso
en cada
despertar ordinario (una pausa melodramática
y poco
reflexiva; sólo consuela su constancia).
Me iré desde
mi mesa de trabajo hacia la noche escurrida,
con mi
libreta, mi pobre vocabulario y mi ansia de
estrellas
para una seca oscuridad.
© Paulina
Vinderman
Paulina dejé en letras más pequeñas para que no se pierda la estructura del poema, besos, Gus.
ResponderEliminarMe gusta como escribe Paulina! La felicito
ResponderEliminarHoracio
Hay mucho para pensar en estos versos que incluyen la melodramática e interesante pausa. Hay mucho en los versos de Paulina, como siempre.
ResponderEliminarLily Chavez
una estructura que sin dudas habla en el poema.
ResponderEliminarsaludos
Anahí Duzevich Bezoz
En la hora de la carencia sólo hay que abrir "esa libreta" que te acompaña
ResponderEliminarmuy buen poema, gracias Paulina!!!
ResponderEliminarMariana Vacs
Poeta, què terrible anuncio haces, y sin embargo, que bellla forma de decirlo. Tu poema es impecable, tu anhelo es el mìo, yo traigo sed de estrellas... quizàs por eso te leo.
ResponderEliminarW.M
De lujo!!
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