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28/5/13

Poema de Lidia Cristina Carrizo


Memoria de las cosas

Un manto se descorre en el torbellino lejano de la noche
Desde lo alto de la ciudad, el firmamento anunciaba el milenio.
Exactamente desde la torre de la iglesia sonaban sus campanas,
En la última noche, donde la vida y su milagro eran solo para mí. 

En el goteo sigiloso la ciudad ovilla la realidad que embriaga
hasta ser voz, eco, sonoridad, música, palabra sin guía en el
sonar de la lluvia hasta doblarme en mis pies aniñados, respirar
despacito en una versión más adulta, mientras observo al margen. 

Las palabras, sostienen universos de los hombres, sus cosas,
donde se guardan las infancias, detrás de una pared pintada
con pintura vieja, que deja quebradiza la llovizna de la tarde,
donde se dejó ese brillo, en los vestidos floreados, en lo amado,
en la familia, en la historia en sombras, destetada hasta ser ellas. 

Quiero tocar las palabras que digo, con mis dedos con grasa,
de mi piel vívida y repare la amnesia en esta memoria tardía.
Dolerme en mi muerte, mucho antes que ella me sustraiga entera.
Con mi razón, mi amor, mi dolor de vida, tanto… hasta ser olvido. 

Las palabras son las únicas arquitectas de la memoria de las cosas.  

© Lidia Cristina Carrizo

2 comentarios:

  1. Un buen poema, con dos versos finales que lo dicen todo. Un abrazo Lidia.

    Lily Chavez

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