Para quien ofrece cerezas en la noche.
-La noche de profundo sueño,
se posó en mis ojos abiertos.
El vino golpeándome la cabeza,
la sed, el embotamiento,
el perfume de su sexo esperándome,
esperando el instante de calma que no llega;
y Yo queriéndome esconder bajo las sabanas…
-Hubo cerezas y besos para la cena.
La muchacha se quitó su última máscara.
© Darío Paiva
ResponderEliminarMisterioso y bello, Darío.
Un abrazo,
Alicia Márquez
¡Hermoso poema Darío!
ResponderEliminarwow
ResponderEliminarmuak
este poema como querría Juarroz, elige como hilo conductor la intensidad.
ResponderEliminarque bueno!
W.M
Lo había leído, es enigmático y sugerente. Me sigue gustando.
ResponderEliminarUn abrazo
UN POEMA DONDE LO SENSUAL Y MISTERIOSO EROTISMO, DEJA EN LIBERTAD SU FINA SENSUALIDAD... HACE ALARDE EN SU MORADA!
ResponderEliminarMUCHO ME AGRADA TU POESÍA.
LIDIACC.