TEODORA
Nacida hacia el
año 502, su doble condición de actriz circense y de meretriz impidió en un primer momento el
matrimonio con Justiniano hasta que se dictó una ley permitiendo el matrimonio
entre clases sociales diferentes.
Finalmente se convirtió en emperatriz del Imperio
Bizantino. Gran legisladora, se encargó de dictar diversas leyes de corte feminista que protegieron ampliamente los derechos de la mujer. Un cáncer de mama
terminó con su vida en el transcurso del año 548
Constantinopla
– Imperio Bizantino (548)
No vengan a explicarme quienes somos
ni de cuántos silencios nos nutrimos.
Lo aprendí en la más sórdida pobreza,
sobre los escenarios,
en el teatro,
desde la escena,entre bambalinas.
Por eso es que les brindo a los bastardos
igual derecho que a los otros hijos
para heredar los bienes de sus padres.
Por eso patrocino la igualdad
totalmente asexuada,
sin franquicias.
No vengan a explicarme quienes somos
ni de cuantos ultrajes nos nutrimos.
Lo aprendí en el más hondo sufrimiento,
amante tras amante,
puño a puño,
pena a pena,
caída tras caída.
Por eso es que me opongo a la ignominia,
humillaciones públicas,
vergüenzas.
Por eso impongo cárcel a los hombres
que profanan,
violentan,
prostituyen
el hambre contundente y su vigilia.
Soy Teodora.
Teodora de Bizancio.
De profesión acróbata, ramera,
actriz, contorsionista, tejedora,
emperatriz consorte en el oriente,
sectaria, fraternal,
comprometida.Vengo desde el abismo de la historia
arrastrando mi cuota de calumnias
entre la hostilidad y el disimulo.
Traigo un cáncer ardiente,
apasionado,
carcomiendo mi pecho en rebeldía
y un paradigma de jurisprudencia
para enseñarle al mundo quienes somos,
de cuánto compromiso nos nutrimos
mientras hollamos por sus orfandades,
su intemperie de amor,
sus injusticias.
© Norma Segades
¿Por qué me gusta tanto, tanto, tanto, TODO lo que escribís?
ResponderEliminarQue personalidad la de Teodora
ResponderEliminarExcelente poema Norma
Abrazo
¡Buenísimo reconocimiento a esa mujer que nos precedió en las luchas!
ResponderEliminarFelicitaciones, Norma, y un beso grande
María Rosa León