La niña viene
de su hondo letargo
por un túnel
oscuro de ignorancia
lleva una
lumbre y el tanteo de sus pasos
como único
consuelo
no la hicieron
de una costilla hueca
no debe al
sueño de nadie su existencia
ella misma se
ha soñado
a imagen y
semejanza de la vida
le ha quedado
una hebra de barro
con que la
moldearon los dioses y los días
manchándole
graciosamente
el sitio de su
cuerpo
por donde debe
empezar a ser amada
© Silvia Mazar
Espléndido poema. Me encanta su espíritu libre, su valoración de lo femenino, y ese remate tan poético y desafiante. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarGran, exquisito poema, querida Silvia. Brilla su apabullante belleza. Gracias.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella