Se muda a una calle
violeta
vuelca todo su
sexo
en el centro del espejo
con sus labios de
azúcar.
Juega en areneros
musicales,
sacude sus
triángulos
los expulsa sobre la
mesa.
Ella extiende su mano
abierta
en el abismo.
© Ivana Szac
Ese final "abre " el poema y lo defin e como una flor, como una herida. Felicitaciones.
ResponderEliminarClaudio Simiz
la poesía como juego es una posibilidad que nos salva de la realidad. Bello!
ResponderEliminarIvana,
ResponderEliminarhay en esta letra imágenes de gran convicción, una manera de salir al encuentro, de tomar poseción del mundo, de arriesgarse a pesar de todo o de nada. Todo ello envuelto en un velo de sutil erotismo.
Felicitaciones, también a Gus por la hermosa y atinada ilustración que acompaña al poema
Elisa Dejistani
Un poema sencible con sutil erotismo hacen honor a la palabra dicha por el poeta
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Tu poema tiene notas de mucha sensualidad, cuidadas. Violeta, sexo, espejo, azùcar, triàngulos. Colores, sabores, miradas,un suave erotismo.
ResponderEliminarEl final me gustò mucho, un muy buen cierre.
Besos!
Hilda Dìaz
Comienza este poema, realmente erótico, por la palabra violeta, hermosa y ambigua como el color, hasta hace dos años ausente del guardarropas. Hablás de sexo, de labios, de mano. Y ese "labios" en el verso central que apunta a boca y a sexo. Luego los triángulos y el abismo, que connotan lo dicho antes. Freud dice que "popularmente"el sexo de una mujer es un rombo. Y si has leído EL ANATOMISTA, no te extrañará mi decodificación. Y el arenero musical, un sonoro juego con las manos, que no es mudo. Delicadísmo poema que se abre, ésa es mi lecturaque tal vez tendrás que disculpar, a un mundo femenino. Y lo exhibe en la mesa de la página negra. Un abrazo, está muy bueno. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarMe encanta esa manera entre evidente y sutil de decir: soy mujer y deseo.
ResponderEliminarWalter Mondragón